La boxeadora madrileña Joana Pastrana, que ya ostentó el título EBU en dos ocasiones previas, logró el tercer Cinturón azul oro de su carrera al imponerse a la jerezana Katy Díaz. La plaza de toros de Moralzarzal fue testigo de su indiscutible triunfo, ratificado por la decisión unánime de los jueces árbitros. Gran victoria que se cimentó en la contundencia física y mayor envergadura de la madrileña, sobre todo, a partir del quinto periodo en el que la jerezana se mantuvo en pie gracias a su espíritu luchador.
El combate empezó con tablas en el primer asalto, y salvo el segundo periodo que según mi apreciación se lo anotó La Pacwoman, y el cuarto que yo consideré nulo, los demás fueron favorables para la cartulina que correspondía a la nueva campeona continental. A pesar de la ventaja que marcan las cartulinas ( los dos resultados de 100 – 90 los considero muy localistas ) el combate mantuvo un buen ritmo, con algunos cambios de golpes, donde el mayor número de impactos, y más potentes, salieron de los guantas de Joana Pastrana, justa e indiscutible Campeona de Europa.
En un esperadísimo combate entre el ucraniano Vasyl Lomachenko y el norteamericano Teófimo López saltó, para muchos aficionados del boxeo, la sorpresa con la victoria por decisión unánime del joven púgil de origen hondureño nacido en Brooklyn. El MGM Grand Conference Center de Las Vegas, fue testigo de un hito perpetrado por el descaro pugilístico de un chaval de 23 años que se adueñó de los entorchados de WBA, IBF y WBO que le facultan como campeón mundial sin divergencias.
La decisión unánime de los jueces ( aunque excesiva alguna puntuación ) avala el triunfo del neoyorkino, que aprovechó la desidia inicial del genial ucraniano para ir acumulando puntos en sus guantes e incluso, en algún momento, hacerle sentir el poder de sus golpes. El doble campeón olímpico y mundial amateur llegó tarde, desde mi punto de vista, al combate en el que debía defender sus entorchados mundiales ante un joven campeón de IBF, que llegaba acreditado por una docena de vías rápidas en las últimas quince lides que tuvo que disputar para optar a la unificación mundial. A pesar de la disparidad de criterios sobre el resultado que acompañarán a este combate, posiblemente hasta una nueva edición, yo me pongo del lado de los que opinan que el triunfo correspondió al neoyorkino.