En agosto del 67, y dentro de una expectante y abarrotada plaza de toros herculina, se disputaba una velada de boxeo patrocinada por la comisión de fiestas del ayuntamiento herculino, en la que el combate estelar correspondía a la disputa del título nacional de la división reina entre el campeón Luis Folledo y el coruñés José Grandio.
Las estadísticas jugaban a favor del legendario boxeador madrileño, aunque la rumorología popular apuntaba a un posible triunfo del púgil coruñés. El rumor, hablaba de una supuesta consigna del presidente de la federación nacional, Vicente Gil García, dirigida a los árbitros del combate. Al parecer, se trataba de favorecer al aspirante en caso de llegar el combate al límite de los 12 asaltos.
Ni me lo creí, ni dejé de creerlo. Pero fuimos testigos de ello mi hermano Baldomero y yo en el hotel al que acudimos en busca de la foto del ídolo. Era conocedor, a través de la prensa de la época, de las singulares decisiones que el médico de cabecera de Franco, así como presidente de la FEB y EBU, había tomado con los boxeadores Benito Canal, al que había postergado a descanso forzoso casi dos años, con Fred Galiana, al que había retenido su bolsa del combate ante Davey Moore y con el propio Luis Folledo, al que había amenazado con la retirada y la suspensión de su aspirantazgo europeo, así como otras varias en las que demostró su autoridad.
Cierto, o no cierto, el rumor se fue generalizado entre los aficionados que acudimos a la velada de boxeo con la ilusionante esperanza de que la lid llegara al límite de asaltos. Sin embargo, la realidad no fue otra que la que marcó el devenir del combate entre ambos púgiles. El coruñés José Grandio, que en el campo Aficionado había conseguido el sub-campeonato de España, obtuvo el privilegio de disputar el título de España de categoría profesional, pero también tuvo la desafortunada coincidencia de que el campeón se llamara Luis Folledo Carmona, y en una esperanzada plaza de toros herculina completamente abarrotada, el combate se inició con un prometedor comienzo por parte de del aspirante, pero una contra de derecha del campeón en el tercer asalto, esfumó el sueño nacional del bravo boxeador nacido en el barrio herculino de Los Mallos.