Se cumplen 3 décadas, más un año, del abandono de la vida por parte del que se convirtió en leyenda del boxeo nacional: Urtaín. Mucho se escribió ( y no todo exacto ) sobre el hercúleo boxeador vasco que monopolizó las pagínas de los periódicos, tanto de información general como deportivos, con sus gestas deportivas, su agitada vida social y con las leyendas surgidas a través de las andanzas del carismático ciudadano que devino en la estrella idolatrada del boxeo español de los 70.
José Manuel Ibar Aspiazu ( Guipuzcoa 1943 / Madrid 1992 ) fue el boxeador español más taquillero, mediático y con la carrera deportiva más controvertida y comentada de todos los tiempos. Chicarrón del norte con una fuerza natural muy marcada, pronto destacó en los deportes tradicionales vascos como el de levantamiento de piedras, deporte al que popularizó allende los límites del país vasco y en el que batió todos los récords habidos hasta su llegada.
José Lizarazu, empresario hostelero de San Sebastián, lo convenció para que entrase en el mundo de los guantes, y bajo la dirección de Miguel Almanzor, que fue su primer manager y entrenador, debutó con un combate informal en el abarrotado campo de fútbol de Arana, venciendo al santanderino Johnny Rodri, al que arrojó fuera del ring con el ímpetu de sus golpes.
En poco más de año y medio, el morrosko de Cestona consigue alcanzar la cifra de 26 victorias por la vía rápida, envueltas entre la polémica del tongo y el escaso bagaje pugilístico de sus rivales. Cierto es que el boxeador guipuzcoano no era ningún ortodoxo del boxeo, pero la potencia natural de su pegada no podía ponerse en duda. En cuanto a sus rivales, y como corresponde a una buena planificación de la carrera de cualquier aspirante a campeón, no le iban a enfrentar a las primeras de cambio con campeones mundiales. Aun así, esa falsa leyenda sobre la valía de sus rivales se vio incrementada por el desconocimiento y la falta de información del público ( muchos eran recién llegados al boxeo atraídos por el carisma de Urtaín ) que acudía en masa a verle combatir, o que veía sus combates importantes ofrecidos por la televisión estatal.
En el otoño de 1969 el fenómeno del boxeo español se acercó hasta la ciudad de Vigo para noquear en 2 asaltos al estadounidense Alfred Banks, en el Pabellón Municipal de Deportes. Entre los rivales de sus inicios, ( de los que ponemos entre paréntesis sus victorias, derrotas y nulos hasta el momento de su enfrentamiento con el guipuzcoano ), podemos citar al campeón nacional de los semipesados José Luis Velasco (12- 9-2), Expedit Moutcho (7-3-0), Jhony Romsaas (11- 3-0), Harry Kneip (24-11-5), Lion Ven (2 -17-1), Carl Baker (15-8-1), Kurt Stroer (18-13-4) o Bas van Duivendobe (15-13–5) y así hasta los 27 adversarios vencidos antes del límite, que le facultaron para acceder al título europeo.
Ya bajo la dirección deportiva de Manolo y Alfonso del Rio le llegó la oportunidad de disputar el europeo de los pesos supremos que ostentaba el mastodonte alemán Peter Weiland (23-4-2). Corría el mes de abril del año 1970 y el Palacio de los Deportes de Madrid batió el récord de asistentes a un espectáculo deportivo desde la inauguración del mismo. Se calcula que más de 2.000 personas se acomodaron por los establecimientos de hostelería de los alrededores del Palacio de Deportes para presenciar el combate por televisión, ante la imposibilidad de adquirir una entrada que triplicaba su precio en la reventa.
Todo parecía ponerse de cara cuando una derecha del vasco envió a la lona al teutón en el primer asalto. Pero el campeón alemán supo nadar y guardar la ropa, enseñando a sufrir a un Urtaín nada acostumbrado a ver a un rival que le aguantaba los siguientes asaltos en pié, y que, encima, le llegaba con duros golpes al rostro. Hasta que el empuje y pundonor del morrosko más entrenado de su carrera, alcanzó otra vez con su derecha al alemán en el séptimo asalto, y ahí se acabó el reinado europeo del orondo germano. ¡ José Manuel Ibar, campeón de Europa !
Después de 2 nuevas victorias por ko, defiende su título europeo ante el alemán Juergen Blind (20-7-6), alcanzando por primera vez en su historia el límite reglamentario de los 15 asaltos, reteniendo su corona al vencer por puntos al rubio aspirante, y demostrando una mejoría técnica en su forma de boxear. Sufre la primera derrota de su carrera, al ser descalificado ante los puños del italiano Alfredo Vogrig en San Sebastián.
En octubre del 70, viaja al Reino Unido para exponer su cinturón de campeón Europeo ante, El Frutero de Londres, Henry Cooper (40-13-1). En el Empire Pool de Wembley ( London ) el veterano campeón de la Commonwealth y de Europa ( el hombre que había enviado a lona al mismísimo Cassius Clay en el quinto asalto de su enfrentamiento en Londres ) impartió una magistral lección de boxeo al rudo boxeador vasco durante los siete asaltos que duro su combate. La toalla voló desde la esquina del español, poniendo fin a la desigual contienda. Sir Henry Cooper, volvía a reinar entre los grandes pesos de la vieja Europa al arrebatar la corona que portaba, desde tan solo 6 meses, Jóse Urtaín.
De vuelta a España se enfrasca en la aventura del campeonato nacional que detenta el orensano, afincado en vizcaya, Benito Canal (22-10-4) que deja el título al caer por ko en el segundo asalto del combate celebrado en Bilbao.
Viaja a Alemania para noquear a Ivan Prebeg (31-13-4), y retiene el título nacional haciendo combate nulo con Mariano Echevarría en una abarrotada plaza de toros de Bilbao.
Seguidamente sufre la tercera derrota de su carrera ante el argentino Gregorio Peralta en Madrid, pero le surge una nueva oportunidad europea ante el británico Jack Bodell.
El combate se escenifica en Madrid en diciembre de 1971, con un cuestionado Urtain, a raíz de los excesos de su vida privada y de la derrota sufrida por ko técnico ante el argentino Peralta. Sus detractores, a priori, aprovechan para criticarle y no concederle la confianza necesaria para imponerse al inglés, que se presentaba con una planta de peso pesado atlético, una cabeza más alto que el guipuzcoano, y que además portaba los títulos de Europa y del Imperio Británico refrendados a través de sus 60 triunfos sobre 69 contiendas. Pero el morrosko vuelve a dar la de arena, e impone su fuerte pegada enviando a la lona en el segundo asalto al británico y conquistando, de nuevo, la corona europea que ya se había ceñido con anterioridad.
Vuelve a enfrentarse a su conocido rival Juergen Blind con el europeo en juego en Madrid, y en esta ocasión es el alemán quien obtiene la victoria a los puntos después de los 15 asaltos reglamentarios, que le otorgan el Cinturón de Campeón Europeo.
Encadena una serie de victorias, y un combate nulo en Madrid ante el gigante puertorriqueño José Román, y vuelve a recuperar el título nacional, que había abandonado para optar al europeo, noqueando en Madrid a Casimiro Martínez. Acude a Almería para exponer el título ante el aspirante local José Antonio Galvez al que derrota por puntos conservando el statu quo de campeón de campeón de España. Vuelve a enlazar una serie de victorias salpicadas con una derrota ante el uruguayo Alfredo Evangelista en Madrid y consigue que se le tenga en cuenta para disputar por sexta vez en su carrera el entorchado europeo que estaba vacante. Su adversario y co-aspirante sería el belga Jean Pierre Coopman.
El combate por la hegemonía del peso pesado europeo, se escenifica en el Sportpaleis de Antwerpen ( Bélgica ). Los dos aspirantes suben al cuadrilátero y pronto empieza el calvario para el ya veterano y castigado Urtaín que no puede aguantar en pié ante Coopman, perdiendo por ko, su último combate y por ende su última oportunidad del campeonato europeo.
Una vez abandonado el boxeo, Urtaín se dedicó a negocios de hostelería que fracasaron comercialmente. Ello dio pié al inicio a una vida de depresión, que culminó con el lanzamiento de su toalla vital al vacío madrileño. Corría el año 1992 y no había cumplido el medio siglo de vida.
Montaje con un recorte de la revista Boxeo de la época.