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Benito Canal Rodrigez ( Orense 1941 – Burgos 2016 ) disputó el título nacional de los grandes pesos en 9 ocasiones, conquistando el entorchado rojigualda en seis de esas confrontaciones. Nacido en una aldea llamada Fontao del ayuntamiento orensano de A Merca, el niño Benito creció en la emigración vasca a la que le habían llevado sus padres. Cantero de profesión y de reconocido prestigio, su padre vio como su vástago escogió la electricidad para su profesión y pronto se puso a trabajar como instalador electricista.
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Paralelamente a su trabajo, el joven Benito acudía presto a sus clases de boxeo y acabó debutando como boxeador aficionado, campo en el que combatiría alrededor de la veintena de ocasiones.
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Su afición por los guantes fue creciendo a la par que su humanidad y debutó con apenas 20 años en el boxeo de pago. Pronto se encontraría dentro del cuadrilátero con un rival vasco que formaría parte indisoluble de la historia boxística del mocetón de A Merca. A comienzos de la década de los 60 el vasco Mariano Echevarría vencía por puntos tras 8 asaltos al orensano Benito Canal, sería el primero de los 8 combates que mantuvieron a lo largo de la carrera deportiva del bonachón boxeador de Fontao, 5 de ellos con el título nacional de los pesados por medio. De esa serie de enfrentamientos, 5 inclinaron la balanza a favor del gallego emigrado al país vasco, y 3 serían para el de bilbao.
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A pesar de la reiteración, los pleitos deportivos entre estos dos colosos, que acabaron siendo cordiales colegas, nunca aburrieron a los espectadores y mucho menos a los incondicionales de uno u otro púgil. Entre nueve mil y trece mil asistentes, vieron los dos combates que ambos rivalizaron en la plaza de toros Vista Alegre de Bilbao.
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En mayo del 1965 Benito Canal era derrotado por ko en el segundo asalto por Giorgio Masteghin. En octubre de ese mismo año acudía a Roma para caer en el primer asalto ante Dante Cane. En noviembre se imponía en el Gran Price barcelonés a su rival por antonomasia Mariano Echevarria, pero un mes mas tarde se produjo en el Reino Unido, y ante Jack Bodell, un nueva derrota antes del limite que marcaría un hito en la carrera del boxeador gallego.
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En una polémica y autoritaria decisión del entonces presidente de la FEB y de la EBU ( médico personal de Franco ) Vicente Gil García, el gigantón de A Merca, era desposeído de su título de campeón de España y se le retiraba la licencia de boxeador por el espacio de un año. El motivo señalado por el mandamás del boxeo de la época, era la vigencia de una norma que decía que cualquier púgil que hubiera sufrido 3 derrotas continuadas antes del límite, podría ser inhabilitado por un tiempo para prevenir riesgos a su salud. Eso no había ocurrido así, por cuanto después de su tropiezo en Bilbao no subió al ring hasta pasados 5 meses. Después del ko sufrido en Italia volvió a transcurrir un mes antes de derrotar a Mariano Echevarria en Barcelona, y luego sobrevino el ko ante Jack Bodell en Inglaterra. La incipiente polémica iniciada en algunos medios, fue rápidamente atajada por el poder federativo. Y el bueno de Benito Canal estuvo obligado a permanecer en el dique seco durante casi 15 meses.
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Joven aún, apenas había traspasado la treintena, encara un combate con el título nacional en juego ante el que fuera campeón de Europa José Ibar » Urtain, » que , a la postre sería el último que realizaría el industrial de hostelería, puesto que con los ahorros del boxeo, había montado un restaurante en Bilbao.
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Su retirada se produjo con un currículum de 38 combates en los que obtuvo 24 triunfos y 4 nulos.
Esta mañana me enteré de la luctuosa nueva de su fallecimiento en tierras burgalesas. Descanse en paz el emigrante campeón Benito Canal.
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Cuando se jubiló laboralmente y vendió su restaurante de Bilbao, volvió a residir en A Merca ( Orense ) donde el redactor Antonio Nespereira de la delegación orensana de La Voz de Galicia le hizo la que, con seguridad, ha sido la última entrevista de su vida. A continuación reproducimos dicha entrevista.
OURENSANOS EN SU RINCÓN BENITO CANAL RODRÍGUEZ«La vida da más golpes bajos que el boxeo porque hay gente sin escrúpulos»
Su nombre está asociado a la historia del boxeo y salió de A Merca para tentar la fortuna y el éxito en el País Vasco
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Antonio Nespereira
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OURENSE/LA VOZ.
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15/5/2010
No se dejen intimidar por el gesto de la foto, ni siquiera por los guantes que enfunda. Benito Canal (A Merca, 1941) es un bonachón que a veces peca de condescendiente. «Por lo menos, la gente me tiene por buena persona», dice este ex boxeador que encontró la gloria en la década de los sesenta y salió del ring cuando tenía 31 años. Solo recuerda haber tenido que defenderse con los puños desnudos, fuera del deporte. «Me llamaron gallego con desprecio y le tuve que dar cuatro puñetazos al que me insultó, y no le quedaron más ganas», recuerda.
Ocurrió en el País Vasco, lugar al que su familia, como muchas gallegas, emigró. Él nació en Fontao, una aldea del concello de A Merca, pero ya con ocho años se marchó para Bilbao. Su padre era cantero «y de los buenos» y él acabó encontrando trabajo de electricista. En Euskadi vivió, peleó y trabajó hasta hace unos dos años que decidió retornar a su pueblo natal, A Merca, su rincón. «Aquí vivo tranquilo, cultivo mis tomates, mis lechugas, juego la partida y estoy a gusto», dice. Hasta hace poco tuvo un restaurante en tierras vascas, que también vendió.
Pero la historia pública de Benito Canal está ligada al mundo del boxeo. Como amateur disputó unos veinte combates y como profesional, cerca de la treintena, retirándose cuando estaba en los pesos pesados. No olvidará aquella pelea contra Echeverría en la plaza de toros de Bilbao, proclamándose campeón de España: «Era mi primer combate como profesional, creí que me iba a tumbar enseguida, pero acabé ganando». A la lona se fue «más de una vez» y tirar la toalla «dos o tres veces, una de ellas peleando con Urtain».
Intereses
La imagen física de un boxeador es siempre imponente, sobre todo un peso pesado, como es el caso. Sin embargo, siempre queda una imagen de fragilidad, como si fuesen muñecos de porcelana, a veces manejados por intereses de terceras personas. Dicho de otra manera: ellos se dan de bofetadas y otros embolsan una pasta mientras se fuman un puro y ven como la cara de los púgiles queda cubierta de huellas.
Más cornadas da el hambre, suelen decir los toreros. ¿Y los boxeadores? Benito reconoce que «la vida da más golpes bajos que el boxeo porque hay gente sin escrúpulos». Esos son los que «defienden sus intereses privados, que se aprovechan de los boxeadores, pero yo no voy a dar nombres porque la mayoría ya se han muerto».
Las películas del género ofrecen también imágenes de cierta mafia alrededor del púgil, pero él aclara que «no hay tanta como parece y lo que hay ni siquiera llega a la categoría de mafia».
Con todo, Benito hizo su dinerillo, «pero no fui millonario, lo que gané me valió para vivir bien y montar mi negocio», un restaurante en Bilbao. Aunque siguiese boxeando «no creo que llegase a convertirme en rico».
El boxeo vive hoy horas bajas y está lejos de lo que fue «porque antes había veladas casi todos los días». Hoy, quizá como entonces, pervive el debate sobre si esta práctica es un deporte. Él, como parece lógico, defiende su carácter deportivo, incluso la bonhomía del púgil «porque los boxeadores somos humanos y podemos ser grandes amigos después de habernos peleado».
La historia del boxeo ha dejando nombres de leyenda y Benito hace su propia selección. Cuando se le pide que elija el mejor extranjero, no lo duda: Muhammad Alí. Pero cuando se le pregunta por los españoles duda y amplía el abanico de nombres: José Legrá -con el que coincidió en una boda en Ourense hará un par de años-, Pedro Carrasco o Luis Folledo. Tal vez por modestia, en ningún momento pone énfasis en la importancia que sin duda ha tenido Benito Canal en la historia del boxeo. Como mucho nos invita a que busquemos en Google su nombre para ver las referencias que hay sobre él. Efectivamente, hay varias entradas glosando el currículum de quien fue campeón de España de los pesos pesados.
Vasco o gallego
La charla con este gigantón de A Merca evidencia que el acento gallego se ha ido desdibujando. Es más, tiene los giros y las expresiones saltarinas de los vascos. Después de tantos años, ¿se siente más vasco que gallego o al revés? Vaya pregunta, parece pensar.
Se lo piensa un rato y da una respuesta un tanto política: «Jamás se me ha olvidado Galicia». A título de anécdota, cuando se casó eligió su tierra, Ourense, para venir de luna de miel, «incluso fui de los que estrené el hotel San Martín en viaje de novios».
Pero el alma vasca parece que ejerce cierto tirón. Dice que «los vascos son buena gente aunque haya muchos tópicos». Añade que «siempre me he integrado, incluso algunos periódicos hablaban de mí y decían que yo era un boxeador vasco». Jamás ha tenido problemas, reconoce, sobre todo porque no ha pisado el vidrioso terreno de la política. Sobre este particular es tajante: «Yo paso de la política completamente».
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